viernes, 29 de julio de 2011

Segundo semestre



El primer día que entré de guardia fue bien curioso. Nueva maestra, Marinah, y nuevas formas. En la mañana me avisa que hay una mujer en trabajo de parto y otra en trabajo de parto temprano. Me pide que le muestre cómo coloco yo la botella de oxígeno para emergencias y me pregunta qué cosas sé y cuáles no. Yo, plenamente sincera, me confieso como una no muy buena estudiante (de lo cual me doy cuenta ahora que no es tan así, sino que era más bien una sensación mía del primer semestre, ese “no me da tiempo a tener todo al día, me gustaría estudiar mucho más”).
Me explica varias cosas sobre emergencias y promete una clase con las estudiantes sobre este tema. También me dice cómo se rellenan los expedientes ¡qué diferente a cómo lo hacíamos antes de la llegada de Marinah! Quedo contenta e impactada y, entramos a las consultas.
El primer día de guardia parecía que iba a terminar cuando, sobre las 20 hs, viene una mujer en trabajo de parto bastante avanzado. J, indígena, muy fuerte, con dos hijas mujeres, llega para parir a su tercer hijo, un varón. Fue un parto rápido, bello, muy indígena, colgada de la hamaca, con su marido e hijas acompañándola.  A las 10.40 nace J.M y empezó otro nuevo aprendizaje para mí. El cuidado postparto inmediato con mi nueva maestra también es muy diferente. Tenía que estar muy pendiente del reloj pues, cada 15 minutos, checaba constantes vitales de mamá y bebé ¡cuando terminaba de hacerlo, casi tenía que volver a empezar! Por suerte, en la 2º hora de vida, ya sólo se checa cada media hora y, después, cada hora. Ni que decir tiene que aprendí muchísimo, aunque todavía me cuesta escuchar con claridad, sintiéndome segura, la respiración del bebé con estetoscopio.  Mientras estábamos en el dulce postparto inmediato de J y su familia, llamó A. que estaba ya en trabajo de parto. Sobre las 4 de la madrugada llegó a luna maya, la revisamos y aún le faltaba pero, como era su segundo hijo, quedó descansando en el consultorio prenatal. Sobre las 6 checamos otra vez a J. y le dijimos que estaba A. por lo que J y su familia, decidieron irse tranquilamente a su casa.
A .tuvo un parto en agua, donde se respiraba mucho amor. Fue muy bello que su marido, que trabaja muchísimo y no sabían si el día del nacimiento iba a poder estar, estuviera. Era muy lindo verlos abrazados, él diciéndole unas cosas muy tiernas y ella, aunque con miedo, entregada. Nació la niña como a las 10 de la mañana, llenita de meconio pero muy sana y sin riesgos.                                                                                                                                                    
Es curioso cómo la vida te “enraiza”. Mi primer día de guardia y me jalaron bien jaladita. ¿Venías al segundo semestre y a aprender mucho? Pues bien, empecemos con dos partos seguidos, para que caigas en la cuenta que ya estás acá, que luna maya te espera con los brazos abiertos y que tu nueva maestra, va a empezar a pulir lo que toscamente intentaste asomar en el primer semestre. Qué bueno este cambio pues, gracias al “descoloque” me estoy colocando y también valorando mucho, mucho más todo lo anterior. ¡Y lo que queda por venir aún!
Buen comienzo de guardia. También los rumbos de lo cotidiano cambiaron bastante. Ahora paso varias consultas sola y hubo un par de postpartos que fui sola también. De repente me veo checando perinés y siendo “la responsable” (por suerte, mi maestra está detrás para apoyarme y corregirme y, sobre todo, cuando no veo algo claro, lo checa ella). Se me hace rico volver a sentirme “autónoma” y me da mucha fuerza el tener que encarar más situaciones ya sin escudarme tanto en “soy la estudiante, yo no sé”. En algún momento se tiene que dar el paso y yo siento que el segundo semestre es el ideal para dar un buen salto.
Namasté


martes, 26 de julio de 2011

Ha corrido el agua....





Son las 4 de la mañana, de un lunes de Julio. Así es la vida de la partera. Llegas de un parto, no hay sueño y sientes ganas de disfrutar el silencio de la noche, escribiendo, con las estrellas como testigo.
Llevo sin colgar nada en el blog desde Abril. Fue aquel  un mes bien duro, con muchas tomas de decisiones, con muertes varias dentro de mi Ser, soltando, atreviéndome a dejar ir… y, la verdad, ahorita tengo mucho más espacio, para qué engañarme.
Después que se fuera Alana, Isabel y yo quedamos con Cris como única maestra. Abril y Mayo fueron meses de mucho estudiar, muchas clases teóricas de anatomía, muchos sábados y domingos en Luna Maya (¡aparte del resto de la semana, claro!). Fue un tiempo de consultas, de idas y venidas, de correr de un lado a otro para dejar todo bien alistado para el cierre del  primer semestre: trabajos pendientes que había que entregar, reportes de partos, dejar al día la herboristería… Yo a principios de Junio marchaba por 20 días a Madrid y tenía que estar todo en orden. Lo conseguí.
A su vez, comencé una práctica de yoga y ayurveda muy potente, que me colocó bien en mi centro pero, reconozco, había días que se me hacía duro tanto trabajo y yo “tan volada-espiritual” teniendo que estar en gestiones super terrenales. También lo conseguí, con esa fuerza que, cual mamífera pariendo, una no sabe muy bien ni de dónde la saca.

Total, que llegó el día de mi panchakarma (cura ayurvédica) y sentí que se cerraba un ciclo bien viejo, que ya no quería en mi vida…. Atrás quedaban 36 años de muchas, muchas cosas… todas bien cerraditas y despedidas y, por mi parte, me abro a esta nueva etapa con más amor, dulzura, confianza y, sobre todo, algo que nunca pensé que iba a decir de mi: PACIENCIA Y COMPASIÓN. Quien lo quiera leer como “mi ego echándose flores”, pues perfecto. La verdad es que siento un cambio bien grande dentro mío y, eso, fuera de mi también se nota ¡y mucho!

Del viaje a España poco voy a mencionar. Me sirvió para darme cuenta de todo el amor que mis padres me dan, cuánto me apoyan y cómo me miman y cuidan. También me dio un poco de tiempo a compartir con algunas de mis hermanas, lo cual agradezco infinitamente a la vida. El cierre de curso con las doulitas de mi corazón fue intenso y, algo que me gustó mucho, fue que estaban todas guapísimas. Me encantó ver cómo el viaje las fue transformando y sentir la energía de círculo y unión entre ellas fue un regalo.
Luna Maya siguió presente en Madrid, pues hicimos unas jornadas en Khardaia (centro de salud y vida) para recaudar fondos para la casa de partos. Fue bien bello poder compartir lo aprendido en los primeros 6 meses en Chiapas.
El regreso estuvo bien padre….. Tuve una semana para quitarme el desajuste horario y conectar con el estar de nuevo acá. También fue un tiempo de cambio, siempre a mejor, claro. Nuevo semestre, nueva etapa. Ahora vivo sola, en una casita bien linda, junto al Huitepec, un monte sagrado que hay acá en Sancris (tobal de las Casas). Significa algo así como “cerro del agua” y es una montaña muy bella, donde doy paseos bien ricos. Después de los primeros siete días por acá, acoplándome a mi nuevo hogar y paseando por el pueblo, empezó el viaje del segundo semestre, para no desentonar mucho en mi línea, bien cañerito pero muy suave y rico a la vez…
¡Qué gusto estar otra vez acá! ¡Qué placer saber que todavía me queda tiempo para aprender en este lugar, de esta manera tan especial!
Agradezco a la vida que haga posible el que yo esté acá aprendiendo. Agradezco a todas y cada una de las personas que impulsan este proyecto, algunas sin siquiera ser conscientes de ello. Agradezco también a todas esas personas que intentan frenarlo, pues me dan fuerzas para creer aún más en lo que estoy haciendo. Y, otra vez, agradezco a la vida, por ser tan sabia y protegerme tanto, aunque yo no entienda muchas veces ni el por qué, ni el para qué.

Namasté